Cuando llegamos al Liceo, nos
encontramos con el diario mural lleno de
trabajos: dibujos, cuentos y poemas que los niños habían hecho en homenaje a Víctor Jara. Fue el mejor
recibimiento que podíamos tener.
La comunidad completa del liceo
había trabajado arduamente, todo estaba en orden y cuidadosamente dispuesto.
Sería una ceremonia que los habitantes de Quiriquina recordarán por siempre.
Cuando aún se hacían los últimos
retoques comenzamos a montar la muestra “Víctor Jara, presente”, que con un
colorido fotográfico y textos breves invitaban a conocer un poquito más de la
vida de Víctor.
Luego la ceremonia, la palabra de
las autoridades, del Intendente, del Alcalde Wilson Olivares, del Centro
Cultural Víctor Jara de Chillán y de Jorge Coulón, músico de Inti-Illimani y
director de la Fundación Víctor Jara de Santiago, quien traía el saludo de Joan
y Amanda Jara. Todos resaltaron la universalidad y el talento de Víctor, su
vida llena de arte y compromiso, su raíz campesina, lo luminoso de su vida y el
horror de su muerte.
El canto solista y la
presentación fabulosa de una orquesta de niños, acompañaron el momento en que se descubrió el letrero que desde ahora identifica al Colegio Politécnico Víctor Jara, la música y el corte de cinta sellaron la primera parte de
este día caluroso y lleno de sentimiento.
Los anfitriones habían preparado
un cóctel, que fue compartido por todos los asistentes mientras esperábamos la
actuación de Inti-Illimani para finalizar la fiesta.
Sonaron las canciones de Víctor
en todo el pueblo, en su tierra, en esa que lo vio nacer, pero no tuvo la dicha
de oírlo cantar.
Los integrantes de Inti-Illimani
lograron la magia para que los verdes y amarillos campos de la Quriquina
escucharan la voz de quien corrió y jugó entre los árboles y piedras de esos
campos hace un poco más de setenta años.
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