1932… Septiembre… mes que nos entrega de nuevo el sol
después de cada invierno, vio nacer a Víctor Jara en los alrededores de Chillán
en la provincia de Ñuble, específicamente en la localidad de Quiriquina,
perteneciente hoy a la comuna de San Ignacio.
Hijo de padres campesinos, Manuel, y Amanda.
Sólo su propia vida… quizá el destino… o alguna desconocida
fuerza interna, sabían que este mismo mes, el de la primavera, el de la
independencia, el de los volantines, nos quitaría el sol y vería con espanto su
muerte días antes de cumplir 41 años de edad.
Hace unos días, el Servicio Médico Legal, entregó el informe
final de las pericias realizadas para determinar las reales causas de su
muerte. Los exámenes practicados confirmaron lo ya sabido. Fue acribillado a
balazos luego de ser salvajemente torturado.
La familia de Víctor informó que el día sábado 5 de
diciembre se realizarán sus funerales. El pueblo esta vez tendrá la oportunidad
de despedirlo y rendirle merecido reconocimiento.
La siembra que Víctor conoció en su infancia junto a sus
padres, la que retrató con “La pala”, “El arado”, esa siembra que elevó la
“Plegaria a un Labrador” hoy será testimonio de gratitud en el funeral que el
pueblo le debe.
Desde esos surcos, surge la memoria de Víctor, desde los
obreros colgando en los andamios, desde el sol aplastante del trabajo
campesino, desde el poderoso afán de los pescadores, desde el oscuro laberinto
de los mineros, desde el colorido y luminoso trabajo de los artistas.
Desde aquí, desde la provincia de Ñuble, su tierra natal
vamos a despedirlo, asistiremos a su funeral en Santiago. Hemos coordinado con la Fundación Víctor Jara realizar una guardia en su honor. Vamos a agradecerle y honrarle; vamos a llevarle una flor, a
cantarle en su última marcha, en el hasta siempre que tendrá este inolvidable
sábado 5 de diciembre.
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